Cuando hablamos de operaciones aeroportuarias normalmente nos referimos a todas las actividades que se llevan a cabo en un aeropuerto para asegurar su correcto funcionamiento, que va desde la calidad del servicio en su conjunto, procesos, evaluación continua de desempeño, mantenimientos preventivos y correctivos, planes de contingencia, emergencia, crisis, etc., en conclusión, una caja llena de engranajes que deben girar en forma precisa y coordinada.

Si lo analizamos desde un ángulo de riesgos, lo más crítico que podríamos encontrar es que el sistema se paralice, y lejos de cualquier explicación, la conclusión será una falta de prevención o negligencia en proyectar posibles situaciones de riesgo y sus impactos.

Imaginen este caótico escenario: suspensión de vuelos por cualquier razón, entonces que situación de genera? Un caos, más aún si no se tiene la capacidad de activar los planes de contingencia, si es que existen, o los tienen pero no están entrenados para aplicarlo. Uno de ellos es comunicar en serie a todos los aeropuertos, porque todos se verán afectados, pero con información lo más real y transparentemente  posible, obviamente acompañados de planes de acción. Por ejemplo, aeropuertos alternos de desvío, y si esto está mapeado, debería estar la autoridad de control instalada. Pero no solo es ello, tenemos los que tienen conexiones y por tanto no las alcanzarán, en consecuencia se debería considerar reprogramarlas; también estarán los que tienen condición médica de urgencia o citas programadas, por tanto atención médica disponible para las coordinaciones y/o atenciones de urgencia; asimismo habrán pasajeros que dejaron sus hospedajes y que deben trasladarlos a uno temporal, y así podríamos seguir desarrollando un sin número de situaciones que merecen acciones inmediatas las cuales deben ser cubiertas económicamente por los seguros, pero en ninguno de los casos dejar a los pasajeros varados, sin información, sin hospedaje, sin alimento y sin atención médica.

Si todo ello se cristaliza, será porque no se visualizó los riesgos, el daño reputacional, y todos los daños colaterales.

 

Luis Molina

Director Ejecutivo

M&M Security Audit – Consulting Group

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