Cuando se indica evidencia, comúnmente se refiere a las pruebas que sustentan un delito o una falta o una violación a las normas o un incumplimiento de políticas, etc., y ello será como resultado de una investigación, la cual debe ser inmediata, objetiva y transparente en toda su extensión.

Pero, si no cumpliese una investigación con los aspectos básicos mencionados, entraríamos en el campo del ocultamiento, de la complicidad, del engaño, de la mentira, de la conveniencia, entre otras ventajas con la finalidad de ocultar la verdad o minimizar el impacto de los resultados para beneficio de alguien o para proteger la imagen de una empresa, y es justamente en ese punto donde se genera el riesgo.

Ocultar evidencias es generar complicidad con el ilícito, y ello se sustenta por el hecho de no evidenciar la responsabilidad del ejecutivo que tiene a cargo velar por la estricta integridad de un proceso, y lejos de reconocer su falta de capacidad, celo o sus limitaciones profesionales o simple descuido, toman la decisión irresponsable de protegerse, poniendo en riesgo la aplicación de acciones correctivas para que un hecho cuestionable no se vuelva a presentar.

Peor aún, si los directivos de una empresa minimizan los resultados de una investigación para proteger su responsabilidad, y/o el impacto que puedan afectar la gestión de la empresa o la reputación de la marca, y lo más grave, ocultan los resultados a sus reportes corporativos y solo mencionan la ocurrencia de un hecho sin mayor importancia de las cuales ya tomaron acción, cometen grave daño a la empresa.

Es por ello la importancia de crear el canal de denuncias anónima y gestionada por un tercero, para garantizar la imparcialidad y las acciones corporativas que fortalezcan la ética y estructura de las empresas y evitar que el ocultamiento de evidencias produzcan daño interno con consecuencias irreparables.

 

Luis Molina

Director Ejecutivo

M&M Security Audit – Consulting Group

www.mymsecurityaudit.com