Las empresas en general cuentan con su misión, visión, valores, código de ética entre otros, y son parte de su estructura y en base a ellas se generan los procesos de gestión y acciones que mitigarán entre otros los riesgos.
En referencia a los riesgos, estos normalmente están plasmados en políticas, procedimientos e instructivos, y en términos simples son las reglas de juego para un proceso disciplinado, organizado, ordenado, estructurado y que garanticen procesos eficientes y seguros, sobre todo si parte de ellos están bajo el paraguas de entes reguladores.
Generalmente la Dirección aprueba las políticas y en función a ellas se establecen las normas de conducta que todo trabajador está obligado a cumplir y conducirse (aunque siempre están sujetas a procesos de mejoras) y como resultado, los mensajes van en esa línea.
Pero que sucede o a qué riesgos los exponen si lejos de lo que se menciona en esas directrices actúan en la práctica en forma contraria? Podría generar confusión, descontento o presentación de quejas, o por el contrario guardar silencio y generar la “cámara negra” en la que se deslizan una serie de opiniones en muchos de los casos con matices agresivos que podrían generar una reacción en cadena, o accionar a los sindicatos e incluso llegar a los oídos de los clientes. En otras palabras afectan el clima laboral y en consecuencia a la marca de la empresa, vale decir, riesgo reputacional.
Es muy complicado explicar que las reglas que son para todos no son aplicables para algunos, sea porque son allegados a sus familiares, o porque practican deportes juntos, o son amigos de infancia o por cualquier otro tipo de situación que generaran un mensaje equivocado, cuya consecuencia será incentivar la rebeldía y ello genere riesgo interno a la empresa, como por ejemplo que se califique a la empresa como un lugar inadecuado para laborar, o que no se practican valores.
Construir cultura al interior de una empresa toma tiempo porque para ser creíble se debe generar un ambiente de confianza guiada con el ejemplo y respeto a las normas y valores en todos los niveles y en todas las direcciones, no solo es publicarlo sino practicarlo. La recomendación siempre será monitorear y observar estos hitos específicos para tomar medidas correctivas en beneficio de todos y resguardar la reputación de la empresa.
Luis Molina
Director Ejecutivo
M&M Security Audit
www.mymsecurityaudit.com