Existen muchos foros y espacios de discusión y debate relacionados a la situación minera de los últimos 30 años y como ha evolucionado la minería informal respecto a la minería legal; sin embargo, poco se habla de la evolución de los riesgos relacionados, como la tara ilegal, tráfico de drogas, tráfico de armas, tráfico de personas hasta delincuencia en sus diferentes modalidades, incluso, daños ecológicos al medio ambiente.
Lo cierto es que no es un tema exclusivo del país, sino de varios países vecinos que tienen el mismo problema y la misma situación común: “ mínima intervención del estado, legislar a favor de la minería ilegal o flexibilizar los procesos penales para evitar afectar a quienes delinquen, o elegir autoridades relacionadas a la minería ilegal “, en pocas palabras, generan el riesgo de no actuar. Incluso los órganos de control por un lado son permeables a no controlar las materias primas que requiere la minería ilegal y por otro lado conociendo las ubicaciones de este delito no planifican operativos de intervención.
Pero nada es casual, la distracción es crucial para trabajar con total impunidad y alejar los flashes de las zonas de operación, para ello necesitan que los actos delictivos sean potencializados y ello se logra otorgándoles espacios de operación y un sistema judicial a su conveniencia; pero en medio de la generación de ese caos exponen a la población a ser capturados por el delito y mientras ello se desarrolle y se generen asesinatos, secuestros, extorsiones, robos, asaltos, coaxiones, etc, será mejor para los interesados.
Por tanto, las empresas y la población al estar expuestas y desprotegidas deben asumir su propia defensa, y ello significa que las empresas deben reformular sus sistemas de seguridad para esta particular realidad, y la población debe tomar medidas preventivas por sus propios medios para no exponer su seguridad personal y de sus familias.
Luis Molina
Director Ejecutivo
M&M Security Audit – Consulting Group
www.mymsecurityaudit.com